LA RONDA A LAS MOZAS

Rondar a las mozas del pueblo... ¿cómo se hacia antes?

Los personajes de esta historia, son por casi todos conocidos:

Rafa, Cándido, Pablito, Antonio, Luis (el de Benino), Jesús y Gregorio (hermanos), Alejandro Torremocha, Juan Pablo, José (el de la Basilisa), Luis (el de la Venancia), Paco (el alguacil), y los demás de esa época.

Tenemos a la Moza. Vale.

Que claro esta, vivía en una casa cualquiera del pueblo... pero la suerte o la desgracia estaba, en que, si en esa “casa”, había colocada una de las pocas bombillas que existían por aquella época en Caracenilla.

Afortunadamente para los chicos, las farolas de antes se limitaban a un plato invertido con cuna bombilla sujeta a un casquillo. Es decir que la dichosa bombilla esta al aire.

Y ellos, dale que te pego a la cabeza, inventaron: “La Vara afloja bombillas”, para que... pues para que la zona en cuestión se quedara a oscuras y nadie viera quien rondaba a la chavalita que vivía en aquella zona... No eran tontos, ehhh!!

El invento en cuestión es: ALUCINADD

Un palo largo, (claro para alcanzar la altura de la farola).. hasta aquí vamos bien, a este palo se le une un ARO envuelto en cinta aislante de tela.

Se incorporaba la bombilla al aro, se le daba media vuelta y se aflojaba... El fin conseguido. NO HABIA LUZ.

El pobre padre inocente de la moza, se preguntaba:

“Yo no se lo que le pasa a esta bombilla, la ponen y al otro día se rompe”

La respuesta la tenia su hija, y el mozo, que por las noches iba a buscarla, a la puerta de su casa, a verla por la ventana o a tener esas charlas tan ricas que se tienen, cuando nadie te observa.

- PERO LO MAS IMPORTANTE... “La vara afloja bombillas” todavía existeee, tan solo tenéis que preguntar por Pablito.

Y estos pobres, que tanto luchaban para quedar bien con su amada... ¿qué podrían hacer para enviarlas un ramo de flores?... antes no existía Interflora.

Generalmente por las mañanas, aparecían por arte de magia un bonito ramo agarrado a la reja de su ventana (claro esta, que la noche anterior los susodichos mozos, las habían arrancado de los tiestos de las pobres aldeanas, que se dedicaban a plantar claveles, rosas y demás flores estivales. Parece ser, que la oferta mayor estaba en los rosales de la estación.)

Pero y ellas, que hacían para tan merecido encuentro entre unos y otros... daban gracias al cielo de que en Caracenilla no existía el agua en las casas... el truco mas viejo, vaciar cantaros, y botijos. Y con la excusa de que tengo que ir a por agua a la fuente encontrarse con los mozos que ya sabiéndolo, las esperaban a todas, sentados en los sillares de la plaza.

¡¡ AYYY, que bonito es el amor, Mari !!

Relato contado por el hijo del Herrero.