En
el
archivo
parroquial
existe
el
“Libro
de
la
Nueva
Iglesia
Parroquial
de
la
Villa
de
Caracenilla
y
Licencia
de
la
Ermita”.
Según
él
se
colocó
la
primera
piedra
el
19
de
Marzo
de
1790
y el
20
de
Abril
de
1793
todo
estaba
concluido.
El
30
de
Noviembre
de
1789
el
patrocinador
de
esta
obra
entregó
al
Sr.
Cura
Párroco
los
primeros
2.000
reales
de
vellón
para
ir
acopiando
materiales.
La
inauguración
tuvo
lugar
el
23
de
Abril
de
1793
y la
presidió
el
Obispo
Diocesano,
Ilmo.
Sr.
D.
Felipe
Antonio
Solano.
Los
festejos
de
la
inauguración
duraron
cuatro
días,
principalmente
actos
religiosos;
y
también
algunos
profanos
como
fuegos
artificiales
e
invitación
de
comida
popular.
Uno
de
los
actos
que
presidió
el
Sr.
Obispo
fue
la
traslación
del
Santísimo
desde
la
ermita
de
San
Pedro,
que
durante
los
casi
tres
años
y
medio
que
duró
la
construcción
de
la
nueva
iglesia
había
hecho
de
iglesia
parroquial,
y
reposición
en
el
nuevo
templo.
Es
de
notar
que
en
el
tiempo
en
que
la
ermita
de
San
Pedro
hizo
de
iglesia
parroquial,
con
licencia
del
Ordinario,
la
reserva
del
Santísimo
estuvo
también
en
la
ermita
de
San
Agustín,
sita
en
la
actual
Plaza
de
España;
esto
solicitó
y
obtuvo
el
Sr.
Cura
Párroco
a
favor
de
los
enfermos
para
llevarles
el
Viático
sobre
todo
en
los
meses
de
invierno
por
estar
la
ermita
de
San
Pedro
extra
muros
del
pueblo.
La
antedicha
traslación
del
Santísimo
se
hizo
con
gran
solemnidad:
con
balcones
y
ventanas
engalanadas,
con
arcos
y
enramadas
por
las
calles
y en
estos
arcos
había
carteles
con
poemas
alusivos
al
Sr.
Obispo
y al
Sr.
Canónigo.
De
ellos
entresacamos
estos:
Al
Sr.
Canónigo
Con
vivas
de
aclamación
tu
Caracenilla
clama,
publica
alegre
la
fama
y
celo
de
un
gran
León,
que
a
ejemplo
de
Salomón,
este
templo
a
Dios
ofrece,
por
lo
cual
bien
se
merece
que
digas
con
voz
festiva
que
por
muchos
años
viva
quien
tanto
a
Dios
engrandece.
Al
Sr.
Obispo
Aplaude,
pueblo
dichoso,
gentes
todas
celebrad
la
fama
y
benignidad
de
un
prelado
tan
celoso,
Solano,
digo,
el
famoso,
nuestro
Ilustrísimo
Pastor,
que
para
mas
resplandor
de
tan
solemne
función,
hace
la
dedicación
de
este
templo
al
Creador.
MECENAS
DEL
NUEVO
TEMPLO.-
Quien
costeó
el
nuevo
templo
fue
el
M.
Iltre.
Sr.
Dr.
D.
JOSE
JOAQUIN
DE
LEON
Y
GASCUEÑA,
nacido
en
Caracenilla
el 7
de
Octubre
de
1739
(
bautizado
el
15
de
octubre
de
1739,
su
partida
de
Bautismo
se
encuentra
en
el
Libro
3º
de
Bautismo
de
esta
Parroquia,
folio
180
vuelto),
Colegial
Mayor
de
San
Ildefonso
de
Alcalá,
Canónigo
Magistral
de
Osma
y
Canónigo
Penitenciario
de
Cuenca;
también
costeó
la
edificación
de
la
nueva
ermita
de
la
Inmaculada
Concepción;
murió
en
Cuenca,
a
los
69
años
de
edad,
el
17
de
Enero
de
1809;
sepultado
primero
en
la
iglesia
del
convento
de
los
jesuitas
de
la
calle
de
San
Pedro,
en
Cuenca,
fue
trasladado
a
Caracenilla
el
22
de
abril
de
1814
y
enterrado
finalmente
en
su
pueblo,
en
la
iglesia
parroquial,
en
al
altar
mayor,
al
lado
del
evangelio;
en
su
lápida
podemos
leer
los
principales
datos
de
su
vida.
Al
pedir
licencia
al
Sr.
Obispo
para
construir
el
nuevo
templo,
dice
el
Sr.
Penitenciario
que
el
actual
( s.
XVI
) es
estrecho,
el
techo
de
madera
está
viejo
y
quiere
hacer
una
obra
digna
de
Dios
y
digna
de
su
pueblo
y
además
proporcionar
la
ocasión
de
que
muchos
jornaleros
del
pueblo
ganen
un
salario
en
ese
años
de
escasez.
ARQUITECTO
Y
MAESTRO
DE
OBRAS.-
Inspeccionó
el
terreno,
e
hizo
los
planos,
aprobados
en
la
Real
Academia
de
Madrid,
D.
MATEO
LOPEZ
MARTINEZ
(1750-1819),
natural
de
Iniesta
(Cuenca),
geógrafo
e
historiador.
Arquitecto
y
Maestro
Mayor
de
Obras
del
Obispado
y
Ayuntamiento
de
Cuenca,
Académico
de
Mérito
en
Arquitectura
de
la
Real
de
San
Fernando
de
Madrid,
quien
además
de
hacer
los
planos
dirigió
la
obra;
como
historiador
escribió
“Memorias
Históricas
de
Cuenca
y su
Obispado”,
editadas
por
D.
Angel
González
Palencia
en
1949.
Asimismo
la
totalidad
de
las
obras
fueron
dirigidas
por
el
Maestro
de
Obras
Francisco
Toledo,
vecino
de
Palomares
y
Oficial
Director
de
la
Obra,
que
estuvo
todo
el
tiempo
residiendo
en
la
villa
de
Caracenilla
y
hospedado
en
la
casa
de
Juan
Alambra.
El
valor
total
de
las
obras
ejecutadas
junto
con
el
Retablo
Mayor,
pinturas,
muebles,
la
campana
mayor
y
otra
menor,
el
Reloj
con
su
campana...,
alcanzaron
la
exorbitante
cifra
de
361.979
reales
de
vellón
con
15
maravedíes.
En
cuanto
a la
edificación,
su
repercusión
en
los
vecinos
y la
contribución
de
estos,
dice
el
Sr.
Cura
Párroco
de
entonces,
D.
Manuel
Franco,
en
la
crónica
de
la
inauguración:
“Se
dio
principio
a
ella
y al
paso
que
se
vencían
las
dificultades,
lucía
el
empleo
del
dinero,
se
dejaba
observar
al
mismo
tiempo
el
fomento
de
este
pueblo
y
sus
naturales,
los
que
socorrían
sus
necesidades
con
su
trabajo,
sostenían
su
casa
y
familias;
contribuían
todos
los
vecinos
en
ciertos
días
al
acopio
de
materiales
bajos
en
un
año
de
esterilidad
y
miseria
como
fue
el
de
1790”