Caracenilla Iglesia Parroquial. Evolución Histórica.

Ha tenido tres edificaciones sucesivas.

PRIMERA EDIFICACIÓN.-

La primera iglesia sería del s. XIII, de estilo románico y con espadaña; de la cual pueden ser parte de las paredes donde están las ventanas de aspillera en la parte inferior de la torre y el óculo tapiado de la fachada oeste.
En 1569 el visitador la describe. “Paredes de la iglesia de yeso viejo, techo de madera, de una nave. El párroco es el Br. Francisco Rojo, natural de Huete; reside en Carracosilla su anejo”.

SEGUNDA EDIFICICACION.-

En 1579 el visitador dice. “ Caracenilla, aldea de Huete, de 25 vecinos (100 habitantes). La iglesia se labra de mampostería; está enrasada; tiene la obra Juan de Toca”.

TERCERA EDIFICACIÓN.-

En el archivo parroquial existe el “Libro de la Nueva Iglesia Parroquial de la Villa de Caracenilla y Licencia de la Ermita”. Según él se colocó la primera piedra el 19 de Marzo de 1790 y el 20 de Abril de 1793 todo estaba concluido.
El 30 de Noviembre de 1789 el patrocinador de esta obra entregó al Sr. Cura Párroco los primeros 2.000 reales de vellón para ir acopiando materiales.
La inauguración tuvo lugar el 23 de Abril de 1793 y la presidió el Obispo Diocesano, Ilmo. Sr. D. Felipe Antonio Solano.
Los festejos de la inauguración duraron cuatro días, principalmente actos religiosos; y también algunos profanos como fuegos artificiales e invitación de comida popular.
Uno de los actos que presidió el Sr. Obispo fue la traslación del Santísimo desde la ermita de San Pedro, que durante los casi tres años y medio que duró la construcción de la nueva iglesia había hecho de iglesia parroquial, y reposición en el nuevo templo.
Es de notar que en el tiempo en que la ermita de San Pedro hizo de iglesia parroquial, con licencia del Ordinario, la reserva del Santísimo estuvo también en la ermita de San Agustín, sita en la actual Plaza de España; esto solicitó y obtuvo el Sr. Cura Párroco a favor de los enfermos para llevarles el Viático sobre todo en los meses de invierno por estar la ermita de San Pedro extra muros del pueblo.
La antedicha traslación del Santísimo se hizo con gran solemnidad: con balcones y ventanas engalanadas, con arcos y enramadas por las calles y en estos arcos había carteles con poemas alusivos al Sr. Obispo y al Sr. Canónigo.

De ellos entresacamos estos:

Al Sr. Canónigo

Con vivas de aclamación

tu Caracenilla clama,

publica alegre la fama

y celo de un gran León,

que a ejemplo de Salomón,

este templo a Dios ofrece,

por lo cual bien se merece

que digas con voz festiva

que por muchos años viva

quien tanto a Dios engrandece.

Al Sr. Obispo

Aplaude, pueblo dichoso,

gentes todas celebrad

la fama y benignidad

de un prelado tan celoso,

Solano, digo, el famoso,

nuestro Ilustrísimo Pastor,

que para mas resplandor

de tan solemne función,

hace la dedicación

de este templo al Creador.

MECENAS DEL NUEVO TEMPLO.- Quien costeó el nuevo templo fue el M. Iltre. Sr. Dr. D. JOSE JOAQUIN DE LEON Y GASCUEÑA, nacido en Caracenilla el 7 de Octubre de 1739 ( bautizado el 15 de octubre de 1739, su partida de Bautismo se encuentra en el Libro 3º de Bautismo de esta Parroquia, folio 180 vuelto), Colegial Mayor de San Ildefonso de Alcalá, Canónigo Magistral de Osma y Canónigo Penitenciario de Cuenca; también costeó la edificación de la nueva ermita de la Inmaculada Concepción; murió en Cuenca, a los 69 años de edad, el 17 de Enero de 1809; sepultado primero en la iglesia del convento de los jesuitas de la calle de San Pedro, en Cuenca, fue trasladado a Caracenilla el 22 de abril de 1814 y enterrado finalmente en su pueblo, en la iglesia parroquial, en al altar mayor, al lado del evangelio; en su lápida podemos leer los principales datos de su vida.

Al pedir licencia al Sr. Obispo para construir el nuevo templo, dice el Sr. Penitenciario que el actual ( s. XVI ) es estrecho, el techo de madera está viejo y quiere hacer una obra digna de Dios y digna de su pueblo y además proporcionar la ocasión de que muchos jornaleros del pueblo ganen un salario en ese años de escasez.

ARQUITECTO Y MAESTRO DE OBRAS.- Inspeccionó el terreno, e hizo los planos, aprobados en la Real Academia de Madrid, D. MATEO LOPEZ MARTINEZ (1750-1819), natural de Iniesta (Cuenca), geógrafo e historiador. Arquitecto y Maestro Mayor de Obras del Obispado y Ayuntamiento de Cuenca, Académico de Mérito en Arquitectura de la Real de San Fernando de Madrid, quien además de hacer los planos dirigió la obra; como historiador escribió “Memorias Históricas de Cuenca y su Obispado”, editadas por D. Angel González Palencia en 1949.

Asimismo la totalidad de las obras fueron dirigidas por el Maestro de Obras Francisco Toledo, vecino de Palomares y Oficial Director de la Obra, que estuvo todo el tiempo residiendo en la villa de Caracenilla y hospedado en la casa de Juan Alambra.

El valor total de las obras ejecutadas junto con el Retablo Mayor, pinturas, muebles, la campana mayor y otra menor, el Reloj con su campana..., alcanzaron la exorbitante cifra de 361.979 reales de vellón con 15 maravedíes.

En cuanto a la edificación, su repercusión en los vecinos y la contribución de estos, dice el Sr. Cura Párroco de entonces, D. Manuel Franco, en la crónica de la inauguración: “Se dio principio a ella y al paso que se vencían las dificultades, lucía el empleo del dinero, se dejaba observar al mismo tiempo el fomento de este pueblo y sus naturales, los que socorrían sus necesidades con su trabajo, sostenían su casa y familias; contribuían todos los vecinos en ciertos días al acopio de materiales bajos en un año de esterilidad y miseria como fue el de 1790”

De la iglesia del s. XVI quedan las paredes de la capilla del Cristo y la capilla de la Virgen del Rosario y la puerta de entrada, de arco de medio punto, tapiada (por el albañil Fernando de la Puerta), y situada en el rincón junto a la puerta de acceso actual. La primera y segunda iglesia estaba orientada (el ábside) hacia el este; el altar mayor estaba en la capilla actual de la Virgen del Rosario. La segunda edificación tenía torre. En la tercera edificación se le añadió el último cuerpo, tapiando con sillería los huecos de las campanas; debajo del alero tiene los triglifos y metopas propios del clásico y del neoclásico.