Un año más nos juntamos un buen número de amiguetes para
disfrutar de una jornada de Mahountainbike.
La estrecha relación entre los
JOTAS (JOTASTIM) y los ALCONES (AL.CON) es aprovechada para organizar este
evento, donde, además de la participación de ilustres nombres del propio
Caracenilla, fueron invitadas figuras notables de VELLISCA, VERDELPINO, BONILLA
y HUETE entre otras poblaciones del entorno. Destacar la presencia de EL SOL NO PARA
que con el nivel que ostentan suben enteros a esta cita, ya clásica, que poco a
poco va creciendo.
¿Será por la paella? ¿Será por el jamón? ¿Será por la
acogida inmejorable de este pedazo de pueblo, Caracenilla? No sé, pero nos
juntamos treinta y tantos... ¿lo mismo es por la cerveza y el chorizo del
avituallamiento? ¿O será por la marcha MTB...? Quién sabe, pero atrae...
En medio de un ambiente inmejorable comenzamos la jornada con
bastante puntualidad. Como novedad, fue cambiado el recorrido, obviando casi
completamente el tradicional trazado de la DESPEÑARRUBIAS.
Comenzamos la mañana
subiendo por el camino de la Alameda hasta el pino. Subida de considerable desnivel
que provocó que el grupo se estirara muchísimo nada más comenzar. Mientras los más
rápidos continuaban el trazado previsto, otros esperaban a los últimos del
pelotón para reagrupar de nuevo a la manada y otros hacían la tradicional
visita a la zona de despegue del parapente para contemplar las fabulosas vistas
que desde allí se disfrutan. Resultado: cada uno por su lado a su puta bola,
desorganización generalizada y grupitos de a cinco repartidos por todos los
rincones del monte. Me dijeron que desde la plaza del pueblo se podía observar
una extensa humareda negra que no sabían muy bien a que obedecía.
Eran los
teléfonos móviles, echando humo, cruzando llamadas de unos a otros para saber
donde se encontraba cada uno y buscar puntos de encuentro. La mayor humareda
provenía de la bicicleta de Agus cuyo teléfono empezaba a derretirse y su
cabeza parecía que iba a estallar de un momento a otro. Poco a poco se fueron encontrando
unos a otros y conseguimos juntarnos, por lo menos la mitad, pero eso fue ya a
la entrada de Verdelpino.
La otra mitad seguía sin aparecer, tirando por
delante como posesos. La extensa humareda que llevaba Agus provocó la explosión
y el incendio que estaba amenazando. Estalló de improviso cuando pudo comprobar
su flamante LAPIERRE con la rueda pinchada. Rápidamente nos pusimos manos a la
obra y sin pestañear, entre improperios, aspavientos y más llamadas de teléfono,
primero, sofocamos el incendio y luego reparamos la máquina de nuestro JOTA o
ALCON más charlatán, que si habitualmente no se calla ni debajo del agua, en
estas circunstancias mucho menos. Debo decir, a su favor, que reparando el
pinchazo no me manché en absoluto. Como brillaban los piñones, ni una mota de
nada sobre el cuadro, reluciendo de forma desmesurada todas las piezas y
engranajes del cambio... espectacular.
A la salida de Verdelpino, tras reparar
el pinchazo de Agus acumulando algo de retraso, nos juntamos con otro grupito
que estaba reparando otro pinchazo, el de Jelete, y ya un nutrido grupo nos dispusimos
a bajar por la Pumadera hasta el rio Mayor. ¿Será por el reagrupamiento casi
generalizado? o ¿será por el comienzo de los descensos técnicos y divertidos? El
caso es que ya se calmaron los nervios y ya empezamos a disfrutar realmente de
la jornada. Que bajada, que longitud, que regueros y que deprisa podéis llegar
a ir... las cabras. Los pelos de punta me ponéis.
Cruzamos el rio, para sorpresa de los lugareños, por el
puente viejo, puente que tiene bastantes tablones partidos, clavos traicioneros,
huecos abundantes y tiene su aquel cruzarlo. A estas alturas Agus ya portaba
una sonrisa en su rostro y todo había vuelto a la normalidad.
Nos dispusimos a afrontar otra dura subida, cuyo último tramo
muy técnico y con un desnivel tremendo, nos desmontó a prácticamente todos.
Pero, como todas las subidas, esta también termina en bajada, y ala, a correr
de nuevo. Otra bajada tremendamente larga, muy rápida, entre pinos, donde el
menor despiste de hace hincar el hocico. Continuas curvas a derecha e izquierda
para bajar de nuevo al valle del rio Mayor y hacer parada y fonda en la Casa de
la Heredad para avituallarnos y encontrarnos con la ruta corta que están allí ya
hace un buen rato.
Que avituallamiento...¡¡¡¡ Los zumos... de cebada, las
barritas... de chorizo. PURA ESENCIA MAHOUNTAINBIKE. Mas nutritivo y
reconstituyente no pudo ser. Pero esto también estaba previsto, ya que volvíamos
a cruzar el valle para volver a ascender a Verdelpino en una subida tendida
pero interminable que nos volvía a situar en to lo alto del monte ¿para que?
pues para volver a tirarnos por el camino viejo de Valparaiso, un descenso clásico
de la Despeñarrubias, en un entorno inmejorable, precioso por su belleza y por la
intensidad de su bajada, donde tienes que estar alerta ya que el firme esconde sus
obstáculos bajo un manto de hojarasca.
Cruzando la carretera, continuamos este vertiginoso
descenso, en un tramo inédito por la Poza de la Toba, el Vallejo y el camino
del Boleo, para entrar en Caracenilla y dar por terminada la ruta, comenzando
el encuentro gastronómico, que en esta ocasión no estuvo protagonizado por las
moscas por lo que lo disfrutamos con mucha más tranquilidad. Buena paella,
buenas migas, esa mermelada de tomate para un excelente queso frito... y más
cerveza y vino (por ahí había agua también, creo) y cafeses y copas y puros y
siesta (yo por lo menos) Muy buena jornada de MAHOUNTAINBIKE echando de menos a unos
cuantos perezosos... vaya unos tristes...¡¡¡¡ Pues susloabeisperdio¡¡¡¡¡
el Maestro.
37Km, 950m de desnivel acumulado.
Salimos del pueblo por el camino de la Alameda hasta el Pino, seguimos hacia Nava Redonda para coger el camino que que va hasta la Ermita de Santa Ana en Verdelpino. Bajamos por la Pumadera hasta el Rio Mayor que cruzamos por el Puente Viejo. Subimos por El Saltadero hasta el Cerro de la Erilla y el Cerro de los Frailes para bajar al avituallamiento y reagrupamiento en la Casa de la Heredad. La vuelta la haremos ascendiendo por el Barranco de Valdecabras hasta la Cruz de los Mayos y sin entrar en Verdelpino cogeremos el camino del Fontarrón (Fuente de la Laguna del Saz) para bajar a Caracenilla por el camino de Valparaiso, Poza de la Toba, Vallejo y Boleo.
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