ORIGENES

Los vestigios históricos de nuestra localidad son difíciles de precisar debido a la escasez de investigación arqueológica e histórica.

Pero a pesar de tener poca información sobre nuestros orígenes, y la de esos núcleos culturales de los que tal vez podríamos provenir, encontramos indicios no contrastados de la presencia del hombre desde época paleolítica. Aunque sí se puede hablar con certeza de “antiguos pobladores” en Caracenilla y otros municipios cercanos en épocas posteriores.

Un ejemplo claro de estas ocupaciones la tenemos en el Cerro del Otero.

Se trata de un cerro testigo de 973 metros s.n.m. que posee un amplio dominio visual de gran parte de la vega del Río Mayor, su reducida cima está ligeramente amesetada y sus laderas muy erosionadas. Según los datos proporcionados en el artículo de Jesús Mª Martínez González (Trabajos de Prehistoria, 45, 1988) en la ladera Norte se recogieron fragmentos de cerámicas pertenecientes a época Calcolítica y etapas más avanzadas de la Edad del Bronce (1.500 a.C.), así como de la Primera Edad del Hierro (700 a.C) y celtibéricos. Estos últimos constituirían los materiales más modernos encontrados, lo que llevó a pensar que la ocupación del cerro debió concluir en momentos cercanos a la romanización. Desde esta época y hasta finales del siglo XVII parece que la población se desplazó hacia el fondo del valle en el entorno conocido como “Uterviejo”, posiblemente con sucesivas etapas de poblamiento y despoblamiento del entorno. Restos de esta ocupación los tenemos en la deteriorada basílica ubicada en la parte posterior de la cara Norte del Cerro Otero y frente a las llamadas “Cuevecillas de los Moros”.

Visible desde el Cerro Otero pero ya en el término de Bonilla nos encontramos el yacimiento conocido como “Cerro del Castillo”. Por los materiales hallados se fechó en el período de Bronce tardío o Hierro I, aunque también se detectaron vestigios correspondientes a época ibérica e incluso comienzos de la romanización.

Otros enclaves los encontramos en algunos de los cerros testigo situados a ambas márgenes del Río Mayor, pero pertenecientes ahora a los términos de Valdecolmenas de Abajo y Valdecolmenas de Arriba. En este caso se advierte la presencia de una cultura material que nos sitúa en la misma época que los yacimientos antes mencionados y cuyo despoblamiento también estaría cercano a la romanización de la zona. Los datos que se poseen sobre estos asentamientos son muy exiguos. Existen breves referencias en artículos de revistas de arqueología, y es interesante la información aportada por los vecinos de las localidades.

Flores SilvestresEn la actualidad, los vestigios materiales visibles que se conservan, corresponden a época romana. Así por ejemplo el topónimo “la Calzadilla” junto con restos aparecidos, hacen evidente la existencia de una calzada romana secundaria, que desde Huete, siguiendo el curso del Río Mayor y pasando después por el Puente Palmero (cerca de Villar de Olalla, sobre el Júcar) iría hasta Valeria. Esta vía se utilizó hasta casi nuestros días como Camino Real de Huete a Cuenca. En Caracenilla hay dos indicios claros: “el Poste de las Animas” ( muchos signos del mundo grecorromano fueron después sacralizados) que era un “miliario”; y debajo de la ermita sobre el barranco está el “Puente de San Antón” que es un puente romano y que ha sido utilizado hasta hace 50 años

Aunque la auténtica ocupación romana la tenemos en la localidad de Huete. Municipio enclavado en el Valle del Guadiela y ubicado en el Cerro Alvarañez. La ciudad romana situada en el mismo enclave es reconocida con dos nombres: Opta e Histonium. Las excavaciones llevadas a cabo desde 1975 han puesto de manifiesto que la estructura de la ciudad, en terrazas escalonadas, es muy semejante a la de Ercávica, yacimiento romano cercano a la localidad de Cañaveruelas y el pantano de Buendía. Por la Opta romana pasaría otra vía romana que desde Segóbriga enlazaría con Secontia (Segovia) y la ya mencionada vía dirigida hacia el sur, hacia el yacimiento romano de Valeria.

CarrascaEstas vías romanas sirvieron a posteriori, durante época medieval, de elementos de comunicación entre territorios conquenses. El “supuesto miliario romano” conserva hoy en día el diseño propio de un “hito” medieval, el puente de San Antón presenta un diseño constructivo basado en un solo ojo de medio punto, sin arranque, y adovelado en el intradós. Forma junto con los de Caracena y Valdecolmenas un conjunto de elementos sobre la antigua vía medieval, sobre parte de cuyo trazado discurre la actual carretera de Huete a Cuenca.